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domingo, junio 08, 2008

¿Soy liberal?

Es ésta una palabra puñetera, que últimamente me trae a mal traer. Hay a mi alrededor quien se define como liberal, y tenemos una ínclita gobernante, de orientación muy conservadora, que hace del liberalismo su bandera. Yo siempre me he considerado liberal, pero siempre en posiciones progresistas. Pero no puedo llamarme liberal, porque ni el diccionario ni el uso del lenguaje me dan la razón...

Además de otras acepciones, - por ejemplo, "inclinado a la libertad, comprensivo", que cuadraría con cualquier persona digna de tal nombre - la RAE define al liberal como "partidario de la libertad individual y social en lo político y de la iniciativa privada en lo económico". Pues bien, totalmente de acuerdo, aunque con un Estado fuerte y garante de que la iniciativa privada no ahogue otros ámbitos de la sociedad en nombre del mercado. Y, sinceramente, veo a muchos autodenominados liberales muy alejados de la libertado social.

Decía el otro día Beatriz Gimeno en ¿A quién le importa con quién me case?: "Las luchas económicas y políticas del siglo XX han llevado a la izquierda a defender un modelo de ciudadanía que valora extraordinariamente la libertad individual pero que considera, al mismo tiempo, que esta libertad no puede quedar confinada al ámbito privado sino que tiene consecuencias políticas y sociales. Por el contrario, el modelo liberal-conservador insiste en que esa libertad debe quedar en el ámbito privado, quedando el ámbito público reducido a la expresión de los valores tradicionales." Vuelve a usar el término liberal para referirse a los conservadores, y sin referirse a la economía. En lo social los liberales de hoy en día están muy lejos de la libertad, ya sea a nivel privado o social.

Por cierto, si en la RAE acudimos al liberalismo, la cosa se complica. La misma palabra define la "actitud que propugna la libertad y la tolerancia en las relaciones humanas" o la "doctrina política que defiende las libertades y la iniciativa individual, y limita la intervención del Estado y de los poderes públicos en la vida social, económica y cultural".

La conclusión va a ser la misma que he adoptado con respecto al software. No hablo nunca de software libre, porque la libertad es otra cosa. Por tanto, acabaré rehuyendo hablar de liberal o liberalismo, porque al final se acaban mezclando la libertad de mercado, la de conciencia y otras muchas que nada tienen que ver. Pero por lo bajo, me definiré como liberal en mi pensamiento, recogiendo todo el significado del adjetivo de la Institución Libre de Enseñanza. Ese liberalismo, que murió en 1936, es el que realmente sigue teniendo sentido.

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